Elena

Cuerpo Europeo de Solidaridad

“Participar en un proyecto del Cuerpo Europeo de Solidaridad en Letonia ha sido una experiencia que me ha hecho crecer, tanto personalmente como emocionalmente”

Durante 16 días en la ciudad de Talsi, viví fuera de mi zona de confort y descubrí como, lejos de casa, es posible sentirse conectada y acogida.
Compartir el día a día con personas otros países, como en Maël (Francia) y la Rana (Líbano), me hizo dar cuenta que compartimos muchas cosas esenciales: las ganas de crear vínculos, la curiosidad para entender el otro y la necesidad de expresarnos. Cuando las palabras no llegan, el juego, la música y los gestos acontecen lenguajes universales.

Durante la estancia organizamos un intercambio gastronómico abierto en la comunidad, donde cada cual cocinamos platos típicos de nuestros países; participamos en actividades con niños a la ludoteca de Dundaga y también tuvimos tiempo para descubrir la cultura de los bálticos, desde la gastronomía hasta su historia reciente.

Este voluntariado me ha enseñado a escuchar con una mirada nueva, a romper estereotipos y a confiar en la espontaneidad de los vínculos humanos. He aprendido que integrarse en otra cultura no quiere decir dejar de ser quién eres, sino sumar. Y también he descubierto como de valioso es hacer un pequeño esfuerzo para comunicarse en el idioma local: solo intentarlo ya abre puertas y sonrisas.

Vuelvo a casa con la mochila llena de vivencias y una mirada más abierta, agradecida y consciente del valor de aquello compartido.